Sin dudas, mi obra preferida de William Shakespeare es “The Merchant of Venice”. Una obra maestra en la que se muestra un poco la vida de un joven noble pero empobrecido veneciano llamado Bassanio que le pide a su amigo Antonio, un comerciante, dinero para poder mostrarle su interés y amor a Portia, una joven heredera de una fortuna. El problema es que Antonio no tenía el dinero porque lo había invertido en embarcaciones, y esto genera que, para ayudar a su amistad, le pida dinero a Shylock, quien se aprovecha de la situación para buscar la oportunidad de vengarse del desprecio que recibía por ser judío y, en vez de cobrar los acostumbrados intereses usureros, tan sólo pacta un préstamo acordando que en el caso de no recibir en tiempo y forma la devolución de éste, el tendría el derecho de reclamar una libra de carne del cuerpo del comerciante.
Hay varios puntos que puedo observar en esta “comedia”, y uno de ellos es que Bassanio estaba tan enamorado que ciegamente quiso hacer todo lo posible por conquistar esos ojos en los que había encontrado su alma gemela, la persona con la que podría compartir un mismo concepto de vida, vivir en una misma frecuencia y tener una fortaleza humana mutua, pero el problema fue que no midió las consecuencias y la tragedia que se podía desencadenar si tomaba una mala decisión o por el simple hecho de luchar por lo que él anhelaba. Mas aún si para casarse con Portia era necesario elegir el contenedor correcto donde se encontraba el escrito que daba el OK que se requería para contraer matrimonio y compartir con su enamorada de toda la fortuna que había disponible para disfrutar en la relación conyugal. Imaginensé: Antonio había puesto su vida en riesgo al prestarle dinero a Bassanio, dependiendo de que sus negocios no fracasen, para que el joven veneciano fuera a “echar suertes” con el amor de su vida. ¡Es completamente descabellado! Y sí, es en esta obra shakespeareana donde se declara que “el amor es ciego”, ya que, como ven, uno se juega por amor a veces, pero no siempre te puede ir bien. Hay que tener mucho cuidado…
Otro punto que destaco es el valor de la amistad. Antonio ayuda a Bassanio y pone en riesgo su vida, y Bassanio, al mismo tiempo, cuando se entera que las embarcaciones comerciales de Antonio se había perdido en lo profundo del océano, el veneciano, al ya haberse podido casar con su amada, decide volver en rescate de su amigo llevando todo el dinero que alcanzaba para saldar todo lo adeudado. El podría haberse olvidado de Antonio, pero su conciencia, sus códigos y su amor por él, lo intranquilizaban de quedarse con su muy reciente esposa mientras sabía que su gran amigo, quien lo había ayudado tanto, estaba en riesgo de muerte y humillación pública.
Por último, el tercer punto que quería exponer es el de diversificar tus inversiones; porque, si bien Antonio tomó un riesgo muy grande, si no hubiera invertido en un solo mercado y negocio, todo esto que les acabo de contar, no le hubiera sucedido. Y, otra cosa: sé que muchos de ustedes piensan que quizás lo correcto hubiera sido que Bassanio también diversificara sus inversiones… Pero yo no creo que sea posible enamorarse de dos personas a la vez, y menos en el mismo nivel que el italiano. Además, no considero que sea ético jugar con los sentimientos de las personas, en ningún tipo de contexto.