No es lo mismo un libro físico a un e-book o libro digital. No es por atenerme a lo viajo, ya que también leo un montón de e-books y soy un consumidor masivo de podcasts y audiolibros. Va más allá de que un texto brilla y el otro no, se trata de una cuestión de tacto.
Cuando leemos un libro físico nuestras manos tienen un contacto con las hojas; podemos olerlas, tocarlas y hasta escucharlas, especialmente nuestra parte subconsciente. Esto permite que nuestra mente tenga una experiencia mucha más intensa que la vivimos al estar en contacto con un iPad, una Kindle o cualquier tipo de tablets. Por otro lado, las hojas se encuentran en constante vibración, y claramente no es lo mismo la vibración “uniforme” de un dispositivo electrónico a la de un libro. Todo esto quizás parece tonto a simple vista, pero no lo es. La experiencia de leer un libro físico es mucho más intensa y compleja que la de un e-book, es más natural y tiene una mística muy profunda.
Cabe aclarar que no está mal leer libros digitales. Antes se leían piedras, papiros o códices hasta que luego surgieron el papel y la imprenta. Lo fundamental es el contenido, no la fuente. Sin embargo, si querés tener una experiencia más placentera, seguramente te sería más recomendable la lectura en modalidad papel.