Soy escritor, o al menos así me considero. Por esa simple razón, en muchas ocasiones para mí escribir suele ser más provechoso que hablar. Aunque lo más práctico a veces sea usar mi boca y expresarme a través de mi lenguaje corporal, yo creo que escribir es altamente valioso e importante.
En el día de hoy, las palabras que uno dice al aire se las lleva el viento y pueden carecer de valor, pero, cuando uno las escribe, las eterniza, y eso, a mi parecer, genera mayor compromiso. Un ejemplo de esto es la fe cristiana y muchas religiones que, más allá de un líder espiritual, están basadas en un conjunto de escritos, los cuales fundamentan el por qué de diversas creencias, practicas y rituales.
A veces prefiero decir cosas oralmente y no de forma escrita, ya que quizás con el tiempo me arrepienta si tengo la oportunidad de volver a leerlas.
Y si bien vivimos en un mundo de YouTube y grabaciones de video donde se pueden de igual manera perpetuar nuestras ideas, creo que nada de eso puede cotizar más que unas buenas líneas de texto correctamente redactadas.
El admirable poder de la escritura
